Yo también fui aquel marinero que se guiaba por la luz de las estrellas muertas.
El cielo tiene forma de pasado y los mapas son incendios de certeza.
El ombligo del infinito genera una tormenta de resignación disfrazada de amor y dignidad.
El mar se evapora y sólo quedan nuestras voces
llenando el vacío del espacio eclipsando cualquier emisor de luz.
Despierto y te digo:
— ¡Yo pongo las estrellas y tú el mar!
Juan Flores Torres. 21/09/2020