Poesía
Latidos de la noche
En el frágil trasmundo de mis anhelos
yace mi ser inquieto envenenado de utopía.
Las estrellas, ninfómanas de nostalgias perdidas,
danzaron en la noche etérea y me susurraron sus secretos;
mis ideales germinaron en hilos de voluntad
como raíces en busca del núcleo primordial.
Penetrando en la oscuridad de las contradicciones propias,
tejí cada sueño con hebras de amor y pasión…
Despierta mi espíritu torturado por espasmos de soledad,
temeroso de asustarte con la estridencia de su silencio.
Desesperado me lanzo al abismo en busca de dignidad.
En tu ligero devenir: imagen móvil de la eternidad,
resuenan pasajes de infancias perdidas.
Hambriento estoy de sembrar tus sueños en mi pecho.
Soy el mar que acoge tu alma y mis latidos son las olas por las que naufragas en mi piel.
Decidimos besarnos ante un eclipse de esperanzas,
éxtasis que en efluvios de sensualidad estalla.
El cosmos envidioso nos miró con ansiedad,
y convertidos en ventrílocuos de su voluntad,
al encontrar a Dios agonizando, bebimos sus lágrimas.
Crítica
¿El Rock está muerto?
Desde hace algunos años se escucha una afirmación entre la gente: “el rock esta muerto”. En un principio pareciera una locura, pareciera únicamente cuestión de tiempo para que apareciera otra banda de rock que protagonizara la escena musical internacional. Sin embargo, los años pasaron, los grupos de rock seguían siendo los mismos y se fueron haciendo viejos a las espaldas de la juventud que decidía armonizar sus experiencias joviales, de la mano de otros géneros musicales.
En estos años las bandas de rock están cerca de convertirse en piezas de museo y toda una comunidad de seguidores está cerrada a afrontar este hecho. Reuniéndose en grupos cada vez más exclusivos, estos reviven el pasado discutiendo quien tiene el registro más fidedigno de “la historia del rock”, asumiéndose como antropólogos de un fenómeno en extinción que en su desesperación por mantenerlo vivo se están convirtiendo en la razón principal de su muerte.
Así es, el rock está muriendo por culpa de sus seguidores. El abandono generalizado de la sociedad hacia este estilo de música, acompañado de la eclosión de otros géneros musicales exitosos entre la juventud, ha generado un resentimiento de esta comunidad hacia la sociedad que sepultó su preciada joya en el olvido…
Es así como se construyó la identidad colectiva del rockero, de aquel que juzga al mundo desde la no aceptación del cambio, con la fuerte creencia de que la música en la actualidad necesita ser salvada por el rock. La comunidad rockera ha fijado una imagen definitiva, cortando las alas de la imaginación y violentando la naturaleza creativa esencial del ser humano.
Aunque sea doloroso, para no morir, el rock debe ser desentrañado del fondo estable y predecible de nuestras memorias.
Poesía
Yo pongo las estrellas y tú el mar
Yo también fui aquel marinero que se guiaba por la luz de las estrellas muertas.
El cielo tiene forma de pasado y los mapas son incendios de certeza.
El ombligo del infinito genera una tormenta de resignación disfrazada de amor y dignidad.
El mar se evapora y solo quedan nuestras voces
Llenando el vacío del espacio eclipsando cualquier emisor de luz.
Despierto y te digo: — Yo pongo las estrellas y tú el mar.
Poesía
Abrazando una Ilusión
Bajó del cielo abrazando una ilusión una hija de la luna. He recibido unas alas sin saber usarlas. El áspero estruendo de tu risa ensordece la lejanía de tus deseos, turbia la voluntad que te hace caminar por las llamas de la rabia. El quemante fluido de tu pasado desciende por las lianas obscuras de tu razón, devora los bellos arcoíris que te hicieron llevarme a través del agua flotante, mirando los elementos de la luz que me movieron más allá del bien y el mal. Bajó del cielo abrazando una ilusión una hija de la luna.